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11 No pidas a una mujer consejo sobre su rival;
ni al que busca botín, sobre la guerra;
ni a un comerciante, sobre negocios;
ni a un comprador, sobre la venta;
ni a un malvado, sobre la generosidad;
ni a un cruel, sobre la bondad;
ni al ocioso, sobre el trabajo;
ni al guardián de un campo, sobre la cosecha.
12 Pide consejo a uno que respete siempre a Dios,
que tú sepas que cumple los mandamientos
y tiene sentimientos iguales a los tuyos,
de manera que, si tropiezas, sufrirá contigo.
13 Atiende también a lo que te aconseja tu propio juicio,
pues nadie es para ti más digno de confianza que él.

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